martes, agosto 07, 2007

Vitoria huele a ajo

El pasado miércoles 25 de julio se celebró la festividad de Santiago, muy célebre no sólo en Santiago de Compostela, sino en Vitoria, como "previa" las fiestas de La Virgen Blanca. Este año, el día 25 era miérdoles, y ningún plan era adecuado para disfrutar fuera de la fiesta así que, si Mahoma no puede ir a la montaña, la montaña irá a Mahoma. Para que podáis haceros idea, yo soy Mahoma y mi mamitita (la Charo, jeje) es la montaña. ¿En qué se traduce todo esto? Simple, mi mami vino ese día para pasarlo conmigo. Llegó la víspera para comer juntas y, por la tarde, nos dimos una vueltecilla e hicimos algunas compras, eso que o falte. Cenamos cerquita de casa y luego, las dos tiradas en los sillones, viendo la tele, eso es vida..., y encima leyendo a Harry Potter (¡por fin!), libro que acabé esa misma noche. El día siguiente nos despertamos a una buena hora, prontito pero no excesivo, como debe ser. Tras desayunar, cogimos el bus y, ¡al centro!La cantidad de gente concentrada en tan poco espacio nos asombró, más aún cuando me dijeron que más tarde aún era peor... Pues bien, llegamos en seguida (tras comprarme un pañuelo típico) al meollo del asunto: la Cuesta. Lo que alí encontramos era normal para la gente del lugar pero, para nosotras, recién llegaditas, aquello era impresionante, difícil de explicar sin las fotos que me acompañan. Montones y montones de puestos con montones y montones de ajos, de todos los tamaños, en ristras, sueltos, en bolsas, por kilos... y todo el mundo comprando. Obviamente, nosotras hicimos lo propio y, como mucha gente se colgaba las ristras al hombro, servidora no podía pasar sin hacerse una foto con tal pinta, más aún con la gamberilla de mi mami animándome a ello... Pero lo que no podéis ni imaginar es lo mucho que pesaba la condenada, y es que sí, son ajos, pero unas 50 cabezas, y no precisamente de especímenes pequeños... Tras comprar lo nuestro entendimos por qué mucha gente acudía con carritos de la compra... El día pasó rápido y, después de comer, mamá volvio a "Mañolandia", como denominamos a mi Zaragoza natal en ciertas ocasiones con mi ya ex-compis. Tras leer este post entenderéis claramente los motivos que me han llevado a titularlo de ese modo, pero lo cierto es que la cabecera no tiene nada de original pues, mientras paseábamos entre montañas de ajos, comentarios del estilo se oían por todos lados, y es que la puñetera Mrs. Beckam tenía que llamarse presisamente "Victoria"...