Los Loyola en Loyola
Llegó el domingo y, con elo, una nueva aventura. Y no me refiero al viaje en sí, sino a encontrar una cafetería de mi barrio abierta a las 10 de la mañana. Eso sí que es una cosa que echo en falta de Zaragoza pues, ya sea por la gente que va de empalmada o por diversos madrugadores, siempre encuentras cafeterías abiertas y no muy vacías precisamente. Acabamos yendo al Gran Hotel Lakua pues, tal y como sugirió mi mami, ése debía estar abierto. Ya con el estómago calmado, nos pusimos en viaje. Un pequeño desliz en el desvío y llegamos a nuesro destino, no sin antes ser orientados por un gasolinero de Tauste, que tuvo que aguantar el humor tan particular de mi papi... El sitio era precioso, lleno de gente de los dos pueblos cercanos, niños con bicis y patines así como gente muy arreglada que iba a misa. Resulta curioso ver tu apellido en recuerdos del lugar y carteles varios. Tras comer, regresamos a Vitoria, donde me dejaron tirada en el silón viendo la tele mientras se ponían en viaje, de vuelta a Zaragoza. No me dieron envidia en ese momeno, pero sí a las 7:30 del día siguiente, cuando me preparaba para ir a trabajar mientras ellos seguían durmiendo.
1 Comments:
Caracol, actualiza un poco...
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